jueves, 30 de julio de 2020

Capítulo LIII: Cambios desde el cese de la alarma

  Desde que Sánchez dejó de comparecer los sábados al mediodía en La TV en junio del 19 y Simón empezó a contar los contagios de otra forma, me cuesta seguir un ritmo adecuado de la pandemia.

  Ahora se hacen PCRs, IgG, IgM, Elisas y hay encargados de contabilizar todo: los negativos ,los positivos y cuentan todo lo que se hace. Esto se hace en 17 Autonomías y en Ceuta y Melilla. En unos sitios son más diligentes que en otros, las Autonomías más pequeñas donde no hay apenas temporeros lo notan, en todas abundan el contacto social en  familias, en fiestas y ocio lo que hace difícil el no contagio pero se detectan con rapidez gracias a los médicos de familia que no se cortan a la hora de pedir pruebas y cazan a diario a unos poquitos de los muchos que hacen. Este hecho hace que los brotes sean muchos más cada día, la mayoría de fácil control y sería deseable que cazaran a menos o iríamos a la segunda ola en unos sitios antes que en otros.

   La impresión general es pesimista y auguran que pasaremos a un próximo confinamiento en breve, al cierre de negocios masivo pasado el verano y a la congestión hospitalaria cuando los centro de salud se desborden. Lo cierto es que no ocurrirá esto en todas partes, si en algunas Comunidades. Habrá diferentes formas de evolución, se ve en las informaciones de la prensa cuando divulga los datos de Sanidad.

   No es deseable que Simón se equivoque, que los datos nos desborden y que las medidas que los funcionarios vayan tomando no fueran eficaces. No es posible controlar lo que vamos tocando, somos inquietos por naturaleza y el contacto con los objetos es consustancial, no tenemos remedio, tocamos más que los pulpos con más tentáculos. La evitación es importante pero puede romperse sin saber lo que hemos hecho mal y desearnos suerte si lo pillamos es lo más que podemos pedir.

   Si es deseable retrasar el contacto con el coronavirus a ser posible y llegar a tiempo a las vacunas sin muchos efectos secundarios. Mientras tanto mascarillas, reducir los encuentros con extraños, desconfiar de la familia, conseguir y perseguir el aislamiento social en lo posible y mucha suerte con los resultados. A codazos hemos de seguir.

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