Se plantea la posibilidad de que un evento no sea tan necesario y tan rutinario. Aprovechando el tema del coronavirus Barcelona recibe calabazas de importantes compañías, unas con y otras sin gran relevancia en la telefonía de los móviles. En unos días se decidirá si se clausura o se sigue adelante ya que supone mucho para la economía a finales de febrero de 2020.
Barcelona no se merece la clausura, perdieron otras cosas estos años de inoperancia egocentrista y psicopática. Lo importante se va imponiendo poco a poco con desatinos de los que pretenden sobrevivir en el poder y con el hastío de la población desencantada con la política y sus políticos. Es un buen momento para retomar el pulso que había perdido y es deseable que tengan suerte y el congreso siga adelante para la buena salud económica de los dispositivos necesarios para una buena atención a los asistentes. Sería un mazazo que las cosas se le compliquen, nadie en su sano juicio desea tal cosa.
Al desgobierno se han añadido demasiadas tormentas y todos exigen al Gobierno central que ponga recursos en los ríos y costas y montañas del País. Dura labor para las cuencas hidrográficas, Autonomías y Ayuntamientos si se remolonea entre todos las ayudas pertinentes para tan inmensa faena.
La información gracias a los móviles entre otros medios de difusión vuela y nunca mejor dicho. Las aportaciones para el ciudadano son lentas por la tecnología o rápidas por la misma. Parece difícil aportaciones maravillosas para el ciudadano medio, la digitalización de los objetos llevará tiempo y recursos no al alcance de la mayorías, quizás haya que ir despacio para llegar lejos.
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